El particular que ofreciere

NO ME quito de la cabeza a los empresarios de Baleares que regalaron el yate a su Rey. Después de 13 años el Rey ha renunciado a usarlo. Desconozco las razones, pero los voceros reales hablan de dar ejemplo, austeridad y bla. Puede ser. Al fin y al cabo el mantenimiento del Fortuna ya está en el nombre: 1,8 millones de euros al año. Así, Patrimonio Nacional, titular del yate, ha decidido sacárselo de encima, y ver si lo vende, alquila o, incluso, si se lo cede a Fernando Sánchez del Castillo, artista escultor, para que repita la jugada maestra del Azor. Y es en este punto del Patrimonio donde se ha producido la reacción de los empresarios baleáricos. Han venido a decir: que nos devuelvan el Fortuna: nosotros se lo regalamos al Rey y para el Rey, y no al Patrimonio.

Es asombroso.

Jamás se me había ocurrido que esos empresarios hicieran regalos al Rey, y mucho menos de estas características. Me parecía que el regalo era para todos nosotros. Al menos ésa era mi ilusión. No es que pensara en subir al yate y manejarlo, obviously. Lo que pensaba es que el Rey surcaría las aguas en las revistas de papel couché y atraería a los peces gordos, y los peces gordos desovarían en la isla, y yo, como otros ciudadanos, nos comeríamos después nuestra correspondiente porción de caviar. Eso que los quincemesinos no entienden sobre el privilegio. Pero no. Estaba equivocado. Era un regalo personal.

Hummm.

Conozco bien el artículo 424 del Código Penal: «El particular que ofreciere o entregare dádiva o retribución de cualquier otra clase a una autoridad, (...) en consideración a su cargo o función, será castigado en sus respectivos casos, con las mismas penas de prisión y multa que la autoridad». Ya sé que el Rey es inviolable, pero no sé si la condición alcanza a los empresarios baleáricos. Y en cualquier caso la inviolabilidad no alcanza a la opinión. Si yo fuera un empresario baleárico no me la jugaría, de veras. Por ese mismo artículo del código a un hombre (¡que además había pagado su yate!) le metió 169 portadas la prensa socialdemócrata, hasta acabar con él.

El Rey es Jefe del Estado y eso es lo mismo que decir que el Estado es su jefe. De ahí que la reclamación de los empresarios sea tan imprudente y peligrosa como la de cualquiera que pretenda desnudar a nuestro Rey.

>Vea el videoblog de C. Cuesta La escopeta nacional. Hoy: Prender la mecha del déficit autonómico.